sábado, 27 de julio de 2013

Javier Santo

Javier Santo, una introspección cultural a través de la danza

Por Ramón Rosas Caro
Poza Rica, Veracruz
27/3/2011

Un aroma a guiso de carne con jitomate y especias envuelve la casa ubicada en la esquina formada por las calles Costa Rica y Perú. En una silla de madera, junto a un anafre abanica las brazas que calientan una cazuela que contiene un caldo de nopales con carnes frías. Su tono de voz es sereno, lo que contrasta con sus 30 años y su estructura corporal, formada gracias a una década de preparación física en danza. Es el artista escénico Javier Santo.

Nace en Tepatepec, Hidalgo, en 1980 en el seno de una familia dedicada a las prácticas de curandería tradicional, por lo que desde su infancia conoció las tradiciones ñañús, pueblo indígena de la huasteca hidalguense, y se interesó por sus ritos y danzas.

Aunque se gradúa como técnico en electrónica y automatización en 2002, ese mismo año decide cambiar su carrera, por lo que ingresa a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, de donde 5 años más tarde obtiene el título de licenciado en danza. Su proyecto de tesis, ligado a sus raíces, fue el montaje escénico “¿Dónde estás ñañú?”.

Desde entonces, pese a haber realizado trabajos en ballet clásico, danza contemporánea, teatro, y espectáculos, ha dedicado la mayor parte de su vida profesional a trabajar con diversas etnias indígenas del país, tales como tarahumaras , purépechas, yaquis, ñañús y desde este año, con los totonacas.
Ha participado como bailarín invitado en agrupaciones tales como Foro Coreográfico Universitario de la Universidad de Hidalgo, Compañía de Danza Clásica y Folclórica de la Ciudad de México “Lenain”, Vera-Danza, Módulo-Danza Contemporánea, Danza UV-Universidad en Movimiento, Último Tren Danza-Escena,Asando Danza y Ballet de Cámara Cadenza.

Entre sus logros profesionales se encuentran la obtención de la beca de intérprete en Danza Contemporánea por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, en 2006, con el proyecto “Real del Cielo”. La confederación Interamericana de Danza lo ha galardonado con premios como Mejor Intérprete, Mejor Solista, Mejor Coreografía en Danza Contemporánea y diversas menciones honoríficas.

Es creador y director del Festival Artístico Comunitario de los Pueblos Indígenas, espacio para la difusión y conservación de diversas expresiones artísticas en Hidalgo, que se ha expandido al grado que este año contará con la participación de tres pueblos originales, entre ellos los totonacas.

Ha participado en festivales en varios estados, Sonora, Chihuahua, Michoacán, Hidalgo, Veracruz, México, entre otros, además de Argentina. En ellos ha impartido talleres y expuesto su obra en danza aérea, estatuas vivientes, salsa, zancos y folclor, es de hecho considerado el mejor venado de México, danza en la cual se ha especializado.

En la actualidad se encuentra en Poza Rica, donde imparte clases de danza aérea, moderna y contemporánea en su escuela ubicada en la esquina de las calles Costa Rica y Perú, en la colonia 27 de septiembre. Además de organizar le primer Encuentro Cultural de los Pueblos Originarios en Coatzintla, mismo que se presentará en el mes de abril, y consistirá en un encuentro entre yaquis, ñañús y totonacas.

Fotografía del archivo personal de Javier Santo
- ¿Por qué eliges las danzas tradicionales?
Las danzas y los ritos están más arraigados en las culturas indígenas y traen consigo un mensaje. Su relación con la tierra es muy estrecha, por eso me siento más identificado con estas expresiones que con otras como la danza clásica y la contemporánea.

- ¿Cuál es la diferencia entre danza y rito?
En las danzas se trata de contar algo, un mensaje, una leyenda, en cambio los ritos son algo sagrado. Entre los indígenas se pide permiso a la tierra para muchas cosas, sembrar, cosechar, ingresar al monte, incluso para danzar.

- ¿Y entre las danzas y el ballet?
Los danzantes bailan de modo ceremonial, para comunicarse con la naturaleza, con un alto sentido de respeto y con una fuerte disposición espiritual. El danzante se prepara física, mental y espiritualmente para hacer su trabajo. En el caso del ballet esto queda de lado, se busca simplemente la pose, realzar en “yo”, la línea estética, incluso existen prototipos y edades para bailar, esto no existe entre los danzantes.
Sencillamente hablamos en otra lengua, tenemos una forma de respetar distinta y otra formación. Estas también son razones por las que aún al contar con preparación para hacer lo uno o lo otro yo me decido por la danza tradicional.

- ¿Cómo es tu acercamiento a las comunidades indígenas?
Provengo de una familia con costumbres fuertemente arraigadas, mi abuela era curandera, mi madre vendía comida tradicional y pulque, entonces era una tradición visitar a los ñañús. Así es como conozco las tradiciones indígenas, luego a través del estudio de sus danzas es como me compenetro a fondo con ellas.
Me di cuenta que entre los danzantes y los bailarines existen muchas similitudes y que en el interior del país tenemos mucha cultura y no estamos aprovechándola al 100 por ciento. Sin embargo esto lo noté hasta que salí del país. Cuando estuve en buenos aires me di cuenta que no tenía nada que hacer fuera de mi tierra, por eso volví a trabajar con mi gente. No necesitamos salir al extranjero para brindarnos cultura.

- ¿Cómo ha sido tu preparación?
Constante, todos los días me preparo y aprendo algo. Primero estudie una carrera, convencional, soy técnico en electrónica y automatización. Cuando decidí dedicarme a la danza creí que eso nunca me serviría, pero después me di cuenta  que gracias a ello se hacer mi propio equipo de iluminación.
En mi casa aprendí de mi familia las artes de la cocina y la repostería tradicional, de mi abuela las usanzas de la curandería, todo ello me sirve en mi trabajo, siempre tengo opciones para generar ingresos y para continuar mi capacitación.
En la universidad aprendí acondicionamiento físico, a transmitir mensajes a través del movimiento corporal, a codificarlos, a darles sentido. Pero mi mayor escuela han sido las calles. Yo sostuve mis estudios con el arte urbano. Cuando te colocas en una plaza debes llamar la atención, si lo logras obtendrás dinero, de lo contrario la gente pasará de largo, es ahí donde te das cuenta si tu trabajo está bien hecho o es indiferente.
Mi primer telón fue el semáforo. La luz verde y ámbar eran mi primera y segunda llamadas, la roja era la tercera y a partir de ese momento tenía un minuto para presentar una obra, la dinámica era la misma. Lo que yo buscaba era captar la atención del público a través del arte corporal. Hoy mi continúo el respeto a los artistas urbanos, he hecho estatuas vivientes, danza, zancos, performance, todo en la calle.
Pero también en el teatro, no soy ajeno a los escenarios convencionales, también he hecho ballet, danza contemporánea, cuerpos de baile, solos. Son escenarios distintos, cada uno tiene su estilo y su valor, pero aún prefiero la calle.
Después he tomado cursos y diplomados en danza Contemporánea, técnica dancística, iluminación, coreografía. Todo lo que he aprendido me ha ayudado a ver las cosas de otro modo.
Hoy hago ejercicio diariamente, llevo un entrenamiento físico, pero también intelectual, pera poder entender la música debo prepararme mentalmente todos los días. Para la danza del venado yaqui, por ejemplo, practico la coreografía, pero también los instrumentos y la canción.
Pero lo más importante en las danzas tradicionales es la preparación espiritual, que empieza desde el amanecer, cuando recibo el sol. También preparo linimentos tradicionales y medito. Para poder entender la danza y transmitir al público lo que significa para los pueblos originales debo incluso preparar mi pasión.
He decidido hacer esto toda mi vida, es decir, vivir de esto, por eso lo hago con todo el profesionalismo, sea cual sea el escenario, teatro, tarima, banqueta o calle.

- ¿Dónde has presentado tu obra?
He estado en varios festivales, Son en Movimiento, Festival San Luis Rio Colorado, Danza Extrema, Chalchihuatl, que yo cree y dirijo actualmente, este año en Cumbre Tajín, y en varios más, pero te principalmente en “la calle”.
También he impartido diversos talleres de danza contemporánea, salsa, folclor, danza aérea, maquillaje, estatuas vivientes. En este último creamos un taller enfocado a niños con síndrome de Down, con lo que hemos logrado mejorar la calidad de vida de las personas con esta condición gracias a la práctica del arte escénico.

- ¿Qué es “Palo de Fuego”?
“Palo de Fuego” es una coreografía aérea que yo creé basado en la ceremonia ritual de los voladores. Mi intención es llevar a la danza contemporánea el sentido y la cosmovisión de los voladores. Este montaje lo presentamos en Xalapa, de hecho para poder realizarlo primero hicimos una ceremonia donde pedimos permiso al palo volador para utilizarlo. Aún no hemos terminado, tenemos un trabajo pendiente en esa ciudad.

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