Por Ramón Rosas Caro
Papantla, Veracruz
19/3/2010
La noche calmada parece que va a dormir. De pronto una voz profunda, ronca y clara, y las cuerdas de una arpa irrumpen en la paz nocturna y despierta la fiesta. Es Graciana Silva García, La Negra.
Llena el ambiente del misticismo de los ariles, la alegría de los sones y la historia contada a través de la décima. Heredera de una tradición, enriqueció el son jarocho y lo trasmite a las generaciones pujantes.
Su figura pesada denota el paso de 76 años. Dos personas la ayudan a caminar, sin embargo su voz sigue fuerte y su mente lúcida. Disfruta de las cosas simples de la vida, tocar el arpa en su casa rodeada por sus nietos y bisnietos, comer un tamal envuelto en hoja de plátano y cantar un son. Así La Negra Graciana abre su corazón al mundo, que paso a paso ha recorrido.
Deja un mensaje a los jóvenes de México y una experiencia de vida para quien guste escucharla. En rima y en prosa, ella recuerda con precisión los eventos importantes de su vida, pero no explica fechas.
-¿De dónde eres?
-Yo soy del mero Puente de Ixcoalco, municipio de Medellín de Bravo, Veracruz.
-¿Por qué “La Negra”?
Bueno, yo siempre trabajé en Los Portales, en el centro de Veracruz. Ahí la gente me veía mi piel oscura y para pedirme canciones me llamaban así: “negra ven acá y cántame un son”.
Al paso de los años cuando me buscaron para grabar un disco, así se me quedó el mote, La Negra Graciana.
-¿Cuántos años llevas en el fandango?
Ya tengo 76 de edad, pero empecé a los 11 a toar el arpa. Desde esa edad empecé a aprender y a andar con mi papá, tocando el arpa y cantando el son.
-¿Entonces, fue tu papá quien te enseñó a tocar?
No, fue un señor que llevaron a la casa para que le enseñara a tocar a mi hermano. Nomás que él nunca aprendió, pero yo sí.
-¿Cuándo es que decides dedicar tu vida a tocar y cantar?
Anduve bastante con mi papá. Pues empezamos a ganar, como ya teníamos dinero, decidí seguir cantando.
Muchos años después me buscaron y me hicieron mi primer disco. Así tuve la oportunidad de viajar.
-¿A dónde has ido?
Pues recorrí Europa, fui a Inglaterra, Alemania, Francia, Portugal. En España conocí Madrid, el País Vasco, San Sebastián, Barcelona, Compostela y otras ciudades.
Luego fui a Estados Unidos, anduve en Chicago. Conocí Canadá, canté en Montreal y Toronto. Ya luego fui a Caracas, Venezuela, y por último a Cuba.
-¿Qué diferencia has encontrado entre cantar en América Latina, Norteamérica y Europa?
Ninguna. Yo siempre he sido bien recibida en todos los lugares donde he cantado. La gente me ha querido mucho y yo quiero mucho a la gente.
Todas las personas son iguales, todos me trataron con cariño.
Recuerdo que en España la gente me gritaba “Graciana, Graciana”, con mucho afecto.
-¿A qué crees que se deba esto?
Pues les he caído en gracia. Debe ser porque soy muy sincera.
-¿Consideras al son como una herencia?
Pues tanto así como una herencia, sí. Mi mamá tenía dos hermanos que tocaban el arpa, mi papá cantaba versos y tocaba la jarana, y él tiene varios sobrinos que tocan el arpa.
-¿Consideras importantes conservarlo?
Por supuesto. Positivamente estoy de acuerdo.
A mí me gusta mucho, soy una apasionada por el son. Nomás escucho el arpa y luego luego me pongo a cantar, porque me nace del corazón.
Por eso aprendí a tocarlo.
Debe conservarse el son jarocho auténtico, así como lo tocamos nosotros. Luego lo tocan y lo van disfrazando, pero ya no es igual. Lo bonito es cantarlo como el original.
-¿Qué le falta hacer a La Negra Graciana?
Nada, yo ya estoy muy tranquila. Se cansa uno de tanto andar. A lo mejor, si se ofrece, regrese a Europa, pero ya no es igual, me es difícil andar en avión. Al principio me daba miedo, pero luego se acostumbra uno.
Pero ahorita ya me la paso en mi casa, no salgo a trabajar mucho. Eso sí, el arpa no se me olvida y me gusta seguir tocando. Pero mi tiempo de viajar ya pasó.
-¿Tienes nietos?
Hijos, nietos y bisnietos, gracias a Dios.
-¿Alguno salió arpista, cantor o bailador?
Ninguno. Ellos se lo pierden, no saben lo bonito que es compartir la música.
-¿Cuál es tu son favorito?
El siquisirí. Dicen que ese es el rey de los sones.
-¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes de México?
Que aprendan a tocar el arpa, es un instrumento muy bonito y muy valioso. La persona que sabe tocarla donde quiera es requerida.
Y aunque no sea para ganar dinero, hay que aprender a tocar. Para las fiestas familiares o para lo que se ofrezca, siempre es bueno saber.
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